SOBRE EL PODER DEL DESEO.

Recuerdo cuando Alejandro me dijo que jamás había sentido un deseo tan incontrolable por una mujer.
Fué la primera vez que me sentí poderosa.
Venía a verme al trabajo.
Él era un señor de mediana edad que podía tener a la mujer que quisiera. Guapo, inteligente, tremendamente varonil y atractivo. Altísimo nivel socio económico.
Yo era más joven que ahora. Inexperta y con un millón de dudas.
Dije "no" a cenas, almuerzos, fiestas, eventos, cafés...
Me gustaba MUCHO pero hice caso a mi amiga cuando me dijo que solo quería meterse en mi cama; que, incluso si pensaba tener algo con él, le hiciese esperar.
Y esperó.
Hasta que un día me dijo: "¿qué tengo que hacer para que cenes conmigo? dime ¿qué quieres? ¿qué necesitas?"
Espeté un: "pues mira, como necesitar, necesito un coche", enfadadísima después de que el mecánico me diera un presupuesto realmente indecente por arreglármelo.
Sonrió y dijo: "vaya..."
A los tres dias entró por la puerta, me cogió la mano, puso en ella una llave y me dijo: "es tuyo", señalando la calle.
Abrí la boca y tardé unos segundos en cerrarla. Mi compañera de trabajo tardó unos minutos más en hacerlo.
Y ese día comenzó mi historia...

2 comentarios:

  1. Teniendo en cuenta que llevo pagando mi coche hace cuatro años, he de reconocer que he cambiado el prisma que tenía antes de leer la entrada.
    Interesante historia sobre lo que los hombres son capaces de hacer si piensan con el cerebro inferior (inferior en todos los sentidos).
    Entraré un dia de estos a ver si cuentas como siguió la historia.

    Maria.

    ResponderEliminar
  2. Querida Maria,
    poder ver algo desde diferentes prismas siempre es bueno, ¿no crees?
    Por otro lado, si te parece, otro día podemos hablar de penes. Esos a los que tu llamas "cerebros inferiores".
    Un secreto entre tu y yo: a veces son superiores.
    :-)

    ResponderEliminar

¿Te apetece añadir algo? ¿rebatirme?
Estaré encantada de leerte y de responderte.